La fiebre es el aumento temporal de la temperatura corporal por encima de los valores normales, esto es a partir de los 38° C, medida bajo el brazo (axilar); cuando la temperatura es entre 37.5° C a 37.9° C se la considera febrícula. La fiebre es un mecanismo natural de defensa del organismo frente a una infección que en general -pero no exclusivamente- es producida por un virus o bacteria. En sí misma la fiebre no es algo malo, es una señal de que en el organismo está combatiendo una infección y que la batalla interna que está librando es siempre a favor de sí mismo.
Entonces, ¿bajar o no bajar la fiebre?
Según la Sociedad Argentina de Pediatría, no es siempre necesario tratar la fiebre cuando se encuentra en un rango menor a 38° C ni tampoco intentar normalizar por completo la temperatura corporal. Sí en cambio, recomiendan tomar medidas cuando el estado febril se presenta en niños menores a 3 años o a 6 años que hayan tenido antecedentes de convulsiones febriles, o cuando provoca un malestar intenso generalizado. Se puede tratar con medicamentos para bajar la fiebre, siempre recomendados por médicos, y tomar medidas complementarias como paños de agua tibia. En todo caso, es importante prestar atención a los síntomas que acompañan la fiebre.
Cuándo consultar con urgencia al pediatra
Hay ciertos casos en los cuales la presencia de fiebre en niños por sí sola debe considerarse una señal de alarma frente a la cual hay que consultar sin demoras al pediatra:
- Fiebre en recién nacidos y bebés menores de 3 meses.
- Fiebre por encima de los 40° C, en cualquier caso.
- Fiebre de 4 o más días de duración, en niños.
- Cuando la fiebre está acompañada por otros síntomas de alarma: manchas en la piel, irritabilidad y llanto excesivo, dificultades respiratorias, dolores intensos de cabeza, alteración del estado de conciencia (confusión, somnolencia excesiva) o convulsiones (rigidez o sacudidas del cuerpo con pérdida del conocimiento).
En todos estos casos, hay que consultar de inmediato al pediatra y acudir a un centro médico para recibir un tratamiento adecuado.
Asesoró: Dra. Constanza Dallochio
Médica Clínica, Especialista en medicina interna. M.N 119947
Fuente: Sociedad Argentina de Pediatría
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