Antes de comenzar a hacer ejercicio, hay que activar los músculos y prepararlos para el esfuerzo que demanda la rutina que vamos a emprender. Es importante no sobre exigir de golpe al cuerpo sino que ir aumentando de forma gradual la intensidad de los ejercicios, su ritmo y, en caso de que se utilice, el peso que se va a cargar. Igual de importante es la elongación de los músculos que se trabajaron una vez que se termina de hacer ejercicio.
Cuidar la postura al ejercitarse y conocer las técnicas para realizar de forma adecuada los ejercicios, permite no solo trabajar correctamente los músculos sin sobre exigirlos, sino que además previene posibles contracturas que se pueden ocasionar al hacer mal un esfuerzo. Un ejemplo muy común, son los dolores de cuello al ejercitar incorrectamente los abdominales. Para evitar este tipo de dolor es importante hacer de forma correcta la fuerza, centralizarla en los músculos del abdomen y doblar las rodillas para mantener la espalda bien apoyada. Es bueno hacer ejercicio de forma regular y generar una rutina que permita una continuidad, esto hace que el trabajo de los músculos se gradual y sostenido. Hacer tanto ejercicios de tonificación como de flexibilidad.
Por otro lado, el sedentarismo puede ser causante de contracturas. Cuando los músculos están débiles y no se trabajan pierden su tonicidad y elasticidad necesaria para mantener nuestro cuerpo en la postura adecuada. Si tu trabajo te exige mantener una misma postura durante mucho tiempo, una buena opción es hacer un pequeño descanso, levantarse, caminar y estirar; cambiar de posición. Cuidar las posturas estáticas, como al estar en frente de la computadora porque uno tiende a encorvarse, también es imprescindible. Hay que sentarse derecho apoyando bien en la base de la silla, y estirar la espalda de vez en cuando. Las tensiones por factores psicológicos pueden ser grandes aliados de las contracturas; para ello reducir el estrés, la ansiedad y el nerviosismo, e intentar identificar los momentos de tensión. Prevenir posibles contracturas es también adoptar hábitos saludables.
Cuando las contracturas aparecen y persisten es importante recurrir a un fisioterapeuta que pueda diagnosticar el origen del malestar y proporcionar un tratamiento adecuado, ya sea con masajes, movilizaciones, estiramientos, calor. También, acudir a una terapia de manera preventiva, ayudará a mantener nuestro sistema musculo-esquelético en buen estado.
Asesoró: Lic. Estefanía Saínz
Kinesióloga y Osteópata