1- Cuanto más elevada es la fiebre, más grave es la enfermedad que la causa.
La temperatura corporal no determina el grado de seriedad ni la gravedad de la enfermedad que la causa. En todo caso, es importarte prestar atención a los síntomas que acompañan la fiebre y consultar al pediatra. Normalmente la fiebre produce decaimiento, cansancio y debilidad muscular, inapetencia, dolor de cabeza leve y una sensación de fastidio y disconfort generalizada. Si los síntomas que acompañan la fiebre son otros (como por ejemplo manchas rojas en la piel, dificultad respiratoria o un llanto excesivo, alteración de la conciencia o convulsiones, recurra con urgencia a su pediatra.
2- Si no se trata con medicamentos antitérmicos, la fiebre va a seguir subiendo.
En enfermedades infecciosas, los microorganismos y el sistema inmune liberan ciertas sustancias que alteran las neuronas del sistema termorregulador (es decir el termostato interno del organismo) haciendo que se adapte a esta situación, aumentando la temperatura corporal. Se considera un estado febril cuando la temperatura supera los 38°C; sin embargo las fiebres por infecciones raramente sobrepasan los 40°C, la temperatura tiene un techo autoregulable que en escasas situaciones de gravedad se puede vulnerar. Si el estado febril no supera los 38°C, no es necesario tratarlo con antitérmicos ni considerar que sí o sí hay que llegar a una temperatura baja ideal. En cambio, sí se recomienda bajar la fiebre en niños menores de 3 años y en niños menores de 6 años con antecedentes de convulsiones febriles. En este último caso, los antitérmicos se indican a una temperatura de más de 37.5°C. Si el que tiene fiebre es tu bebé, siempre consultá con urgencia al pediatra.
3- En niños la fiebre elevada produce convulsiones.
En algunos casos, los cuadros febriles pueden ocasionar convulsiones (rigidez o sacudidas del cuerpo con pérdida del conocimiento) en los niños, frecuentemente entre los 6 meses y los 5 años de edad. Estas convulsiones, en su mayoría, no duran más de 15 min. Ante esta situación, es importante consultar con urgencia al pediatra. Si bien asusta verlas, no provocan riesgos cerebrales ni dejan secuelas. En general, las convulsiones febriles infantiles tienden a limitarse con el crecimiento.
4- Cuando se trata con medicamentos, la fiebre baja y no debería volver a subir.
Cuando la fiebre es ocasionada por una infección viral, puede durar hasta 3 días aproximadamente. Es por esto que, en el transcurso de la enfermedad, la fiebre puede volver a subir cuando disminuyen los efectos de los medicamentos para tratarla. La fiebre cesará una vez que la infección es combatida, generalmente al 4to día.
5- La fiebre produce daño cerebral.
La fiebre no produce daño en el cerebro, esto es una situación atípica y puede ocurrir en casos en los que la temperatura corporal supere a los 42º C.
Es importante estar alerta a los síntomas que acompañan al cuadro febril y consultar al pediatra.
Asesoró: Dra. Pilar Viel Temperley
Médica. M.N 147.016
Fuente: Sociedad Argentina de Pediatría http://www.sap.org.ar/