Hamburguesa vs. Ensalada
¿Cuántas veces vas a un local de comida rápida y pedís la ensalada porque estas intentando bajar de peso? La realidad, es que pueden ser tan poco sanas como sus adversarios. Las ensaladas rápidas, o de fast food, suelen tener altos contenidos de sal, mientras sus aderezos -lo más peligroso de toda dieta- tienen alto contenido de grasas. En el recuento de calorías, están casi a la par. Por eso, a no dejarse engañar, y siempre leer la letra chica.
Sushi El sushi es sano.
Esa es una premisa casi indiscutible. Se pide cuando no querés sentirte pesado, y muchas veces se vuelve un elemento indiscutible de las personas que quieren perder peso. Ahora, lo que pocos saben, es que es altamente calórico. Cada pieza de sushi contiene aproximadamente unas 40 calorías o más (siempre dependerá del tipo de pieza y del tamaño). Un promedio de 15 piezas por persona, da una suma de 600 calorías. ¡A elegir con cuidado!
Comer poco pero de todo
Estas en un asado y empiezan a pasar las achuras… ¿Y si sólo comés una? ¿qué tan mal te puede hacer? Un chorizo tiene en promedio casi 500 calorías -y ni hablar de la cantidad de sal y grasas que contiene- y a eso podés sumarle un poco de pan para haber tirado toda la dieta por la borda.
Un permitido a veces puede hacer más daño del que se piensa.
Productos light
Los productos light o diet suelen tentar por su nombre. Si tienen esta nomenclatura, es porque están preparados especialmente para quienes quieren llevar una dieta baja en calorías y grasas. Sin embargo, muchas veces no tienen mucha diferencia con sus hermanos más tentadores, más que en una reducción de sus grasas. ¿La trampa? Nada dicen de carbohidratos o azúcares, que son los encargados de no dejarnos bajar de peso.
Entonces agua y lechuga…
Las verduras de hoja son difíciles de digerir, por lo que suelen producir procesos inflamatorios intestinales. Si estás cerca de un evento importante y querés perder peso o por lo menos volumen, las hojas verdes no son el camino indicado. Alimentarse a base de hojas verdes puede producir que el abdomen permanezca como estaba e incluso que se distienda en vez de contraerse.
No comer por varias horas
“¡Pero si yo no como nada!” Suele ser la expresión más usada entre quienes intentan bajar de peso y no lo logran. Pasar largos lapsos del día sin comer, en efecto, produce el resultado contrario. El cuerpo, al recibir alimento cada dos o tres horas, no encuentra razón para retener líquidos, grasas, entre otros, ya que sabe que va a recibir alimento nuevamente en poco tiempo. Cuanto menos le demos a nuestro organismo, más va a intentar atesorar alimentos, para sobrellevar los momentos de hambruna. Con los líquidos suele suceder lo mismo: al tomar agua asiduamente, el cuerpo tenderá a eliminar lo que sobre con más facilidad.
Fuentes: Ward, Jennifer, RD, LDN, CLC, American Diet Madness Organización de consumidores CEACCU