Algunas técnicas requieren sí o sí de una estructura adecuada y de la aplicación de un profesional en un consultorio, como los tratamientos de rehabilitación por radiación con lámparas de infrarrojos y microondas; los baños de parafina (mas frecuente en el tratamiento de manos y pies) o las piedras calientes.
Sin embargo, hay recursos con los que podemos contar para aliviar las contracturas en casa. Un ejemplo sencillo es hacerse un baño de inmersión, siempre y cuando no tengas heridas ni infecciones en la piel que puedan irritarse. También existen instrumentos de uso personal que son fáciles de utilizar, como es el caso de los hot packs y las almohadillas térmicas. Los hot pack de gel, en su mayoría, pueden utilizarse tanto para el frio como para el calor, mediante el freezer o el microondas. Tené la precaución de envolverla en una toalla y no la apoyes sobre la piel directamente para no quemarte, por el frio o calor.
Mucha gente en cambio prefiere el uso de almohadillas térmicas porque permiten regular la temperatura y mantenerla constante. Aquí te dejamos algunos consejos para el uso adecuado de las almohadillas térmicas:
- Aplicar en la zona afectada entre 10-30 minutos de forma discontinua, es decir, dejando un intervalo para descansar y chequear la zona.
- Regular la temperatura de manera que el calor se sienta intenso pero de forma agradable. Cada individuo tiene una sensibilidad diferente al calor. Es importante que la almohadilla tenga u termostato que permita ajustar la temperatura.
- Podés utilizar alguna toalla o sabana entre la almohadilla y la piel para evitar que el calor incida directamente sobre la piel.
- Nunca te quedes dormido con la almohadilla encendida ni te acuestes sobre ella.
Siempre es mejor consultar previamente a un fisioterapeuta cómo utilizar una terapia de calor de forma adecuada según las propias necesidades.