Las contracturas son contracciones musculares involuntarias y persistentes, que se generan cuando sometemos a un músculo o grupo muscular a un esfuerzo mayor al que puede realizar. Puede presentarse como consecuencia de una contracción sostenida durante un período largo de tiempo, por ejemplo, al mantener una misma postura estática frente a la computadora, o también por un movimiento puntual e intenso, al realizar un esfuerzo repetitivo brusco, por ejemplo al levantar peso. Cuando el tiempo entre contracciones es muy corto, el musculo se fatiga, no tiene tiempo a recuperarse y volver a su estado de relajación. Los músculos, que en su estado sano son elásticos, responde acortándose de manera involuntaria, se contraen y se vuelven poco flexibles. Sentimos dolor porque las contracturas pueden provocar que los vasos sanguíneos se compriman, disminuye la irrigación sanguínea y la oxigenación de la zona, también pueden irritar y activar los nervios que pasan por la zona muscular.
¿Qué causa las contracturas?
Comúnmente las contracturas suelen ser consideradas de forma aislada y puntual. Sin embargo, es importante comprender que el cuerpo es una unidad, es muy difícil que una dolencia en una parte del cuerpo pase desapercibido en otros sectores. Muchas veces una contractura puntual puede ser síntoma manifiesto de un desequilibrio musculoesquelético que se desarrolla en otra parte del cuerpo. Los motivos por los cuales se generan las contracturas pueden ser diversos, por ejemplo:
- Por sobre exigencia, al hacer por ejemplo, un esfuerzo superior al que se puede realizar o por hacer ejerció físico sin haber precalentado.
- Por falta de uso, ya sea por sedentarismo o por estar inmovilizado por un tiempo prolongado.
- Por debilidad de un músculo o grupo muscular que lleve a compensar el esfuerzo en otra zona.
- Por sostener una mala postura durante un tiempo prolongado, ya sea trabajando durante mucho tiempo frente a la computadora, en viaje o durmiendo en una mala posición.
- Por estress, nerviosismo, ansiedad.
En las primeras fases de una contractura, el dolor suele desaparecer solo. Sin embargo en algunos casos, cuando el malestar que la origina persiste, la contractura vuelve y si no se trata adecuadamente, puede convertirse a la larga en una fibrosis muscular crónica. De todas maneras, podemos tomar medidas para prevenirlas mediante estiramientos, masajes, tratamientos con fisioterapeutas.
Asesoró: Lic. Estefanía Saínz
Kinesióloga y Osteópata